El periodismo y yo: Se solicitan los corresponsales más pilas de la Vía Láctea
3 Comments Escrito por Rodolfo on domingo, octubre 14, 2007 at 10:31 a.m..
Se solicitan los corresponsales más pilas de la Vía Láctea. Más vivos que muertos. Más o menos así decía la solicitud que me tocó responder por allá en 1992. Había aparecido en Letras, el periódico universitario, un mensuario que por entonces salía más o menos cuando podía, que era mensualmente,cada mes y medio o incluso cada mes y cuarto. Lo había descubierto en mis paseos por la UCV y luego había estado pendiente de su edición aniversario encartada en El Diario de Caracas en 1991.Aquél año el texto de Claudia Guerrero que ganó el concurso aniversario me hizo llorar.Luego le seguí la pista en su Columna Ver-t-bral.
Era seis de octubre de 1992. Cumplía ese día mis 18 años y mientras almorzaba recibí una llamada. Al teléfono de la casa, entonces no tenía móvil celular, me llamaban de Letras, el periódico universitario para entrevistarme. Y no me llamaba cualquier persona no, me llamaba el mismisimo Manuel Guzmán. Que no es que yo lo conociera de algo pero era junto con Pedro Chacín el que más arriba en la cabecera aparecía. Concertamos para el día siguiente. Y el día siguiente yo llevé mis carpetas. Con todos los periodiquitos caseros o estudiantiles que había hecho en mi vida, con los casseticos de pogrmaas de radio inventados, con las columnas sobre efemérides que había escrito para El Universalito de Miyó Vestrini. El lugar al que llegué era diminuto, quedaba cerca de la UCV en la avenida Maria Teresa Toro, parecía más un apartamento de solteros que lo que me imaginaba yo de una redacción de un periódico de 24 páginas mensual, escrito por un montón de gente prestigiosa. Pero así era la cosa. Le mostré a Manuel mi trabajo, las cosas que hasta esa edad había hecho y sobre todo le insistí en mis ganas de aprender. En uno meses entraría yo a comunicación social pero quería aprender desde ya a hacer un periódico. Mis responsabilidades serían un poco de todo: llevar los originales a la imprenta, buscar cheques y depositarlos, llevar la fotos al fotolito, buscar las ilustraciones que entonces hacian Kico, Cañas y Juan, yudar a montar los artes finales. Buscar el artículo del viejo periodista Federico Álvarez era sin duda el mejor momento del mes. Sentarse allí con él en su biblioteca, esperarlo, recibir de su mano las páginas de opinión escritas a maquina, ser el primero en leer esos sabrosos análisis y cuando agarré confianza incluso conversar con él un rat ¿Qué pensaría él del país de hoy? Habría seguido su senda de desencanto o estaría entre los que apoyan al gobierno acyual? ¿y del mundo? Porque su columna de entonces era sobre el mundo. Y si al principio media página al mes era para que yo escribiera. Pero regresemos de nuevo a ese siete de octubre. Terminada la conversa me fui feliz a casa, tan feliz que se me olvidó preguntarle a Manuel cuanto me iba a pagar por aquél trabajo. Lo llamé y me citó d nuevo para el día siguiente, ocho de octubre. Nos vimos frente a la Biblioteca Central de la UCV. Y allí me ofreció 6 mil bolívares, que pese a que eran dos mil bolívares menos que el salario minímo para mí resultaban ser una pequeña fortuna. Esa fue la primera vez que me pagaron por hacer periodismo que para mí desde entonces es mucho más que escribir, es hacer un periódico es llenarse las manos con la tinta todavía humeda del periódico recién impreso.
Era seis de octubre de 1992. Cumplía ese día mis 18 años y mientras almorzaba recibí una llamada. Al teléfono de la casa, entonces no tenía móvil celular, me llamaban de Letras, el periódico universitario para entrevistarme. Y no me llamaba cualquier persona no, me llamaba el mismisimo Manuel Guzmán. Que no es que yo lo conociera de algo pero era junto con Pedro Chacín el que más arriba en la cabecera aparecía. Concertamos para el día siguiente. Y el día siguiente yo llevé mis carpetas. Con todos los periodiquitos caseros o estudiantiles que había hecho en mi vida, con los casseticos de pogrmaas de radio inventados, con las columnas sobre efemérides que había escrito para El Universalito de Miyó Vestrini. El lugar al que llegué era diminuto, quedaba cerca de la UCV en la avenida Maria Teresa Toro, parecía más un apartamento de solteros que lo que me imaginaba yo de una redacción de un periódico de 24 páginas mensual, escrito por un montón de gente prestigiosa. Pero así era la cosa. Le mostré a Manuel mi trabajo, las cosas que hasta esa edad había hecho y sobre todo le insistí en mis ganas de aprender. En uno meses entraría yo a comunicación social pero quería aprender desde ya a hacer un periódico. Mis responsabilidades serían un poco de todo: llevar los originales a la imprenta, buscar cheques y depositarlos, llevar la fotos al fotolito, buscar las ilustraciones que entonces hacian Kico, Cañas y Juan, yudar a montar los artes finales. Buscar el artículo del viejo periodista Federico Álvarez era sin duda el mejor momento del mes. Sentarse allí con él en su biblioteca, esperarlo, recibir de su mano las páginas de opinión escritas a maquina, ser el primero en leer esos sabrosos análisis y cuando agarré confianza incluso conversar con él un rat ¿Qué pensaría él del país de hoy? Habría seguido su senda de desencanto o estaría entre los que apoyan al gobierno acyual? ¿y del mundo? Porque su columna de entonces era sobre el mundo. Y si al principio media página al mes era para que yo escribiera. Pero regresemos de nuevo a ese siete de octubre. Terminada la conversa me fui feliz a casa, tan feliz que se me olvidó preguntarle a Manuel cuanto me iba a pagar por aquél trabajo. Lo llamé y me citó d nuevo para el día siguiente, ocho de octubre. Nos vimos frente a la Biblioteca Central de la UCV. Y allí me ofreció 6 mil bolívares, que pese a que eran dos mil bolívares menos que el salario minímo para mí resultaban ser una pequeña fortuna. Esa fue la primera vez que me pagaron por hacer periodismo que para mí desde entonces es mucho más que escribir, es hacer un periódico es llenarse las manos con la tinta todavía humeda del periódico recién impreso.
Etiquetas: El periodismo y yo
Mira que interesante manera de describir tu profesion, me gusto mucho!
SaludoS
2 años después me rebotaste un texto...pero de pana que si leo ese texto me va a dar ganas de llorar.
jajajaja, versia y todavía te acuerdas... jajajjaja
Pero si te sirve hoy en día me pregunto cómo Manuel me publicó algunas cosas a mi. Pero bueno eran otros tiempos en los que se podía ser más arriesgado. Faltan publicaciones con riesgo hoy en día.