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El periodismo y yo. Que me editen y corrijan.

Muy probablemente la mayoría no lo sabe , pero los correctores en los periódicos suelen tener bastante trabajo. Y conmigo tengo que decir lo tuvieron. Especialmente cuando comencé con el diarismo. Recuerdo que todas las tardes o al día siguiente me mostraban las páginas con las correcciones (antes de eso Dak, mi correctora en Letras, al menos no me mostraba mis errores en color fosforecente). Y la verdad es que a mi me daba bastante pena cuando me tocaba ver aquellas páginas llenas de vergonzosas marcas amarillas (por el color del rotulador). Afortunadamente con el tiempo fueron disminuyendo porque de tanto ver mis errores pues me tocaba ponerle cuidado al asunto y así los fui disminuyendo. Cierta cultura ensayística me hacía usar más oraciones subordinadas de la cuenta y sospecho que a veces ordeno frases como si estuviera escribiendo en catalán (pues aprendí primero a escribir más correctamente en ese idioma que en español) que a mi me parecen lógicamente escritas y a otros le parecen que están al revés. Otras de mis grandes pesadillas al escribir son los acentos. Siempre fui malo aprendiéndome normas y de paso a mí las acentuaciones no me suenan. Ni que las grite estoy seguro. Podría decir que también es culpa del catalán porque aprendí a acentuar con vocales abiertas y cerradas y con dos tipos de signos de acentuación. Pero para ser bien franco en catalán tampoco nunca me aprendí las normas.Así que al acentuar yo recurro al recuerdo, al recuerdo de como se ve la palabra. Casi diría que al diseño de la palabra. Como periodista no trabajo pensando en el texto perfecto sino en el mejor texto posible. Especialmente cuando toca redactar para el diarismo. Y es que pensar en el texto perfecto, como se que muchos hacen, sería una tortura porque nunca estoy conforme con los ellos. Y porque sé que el mismo texto siempre puede tener distintas vías. Cuando entrego un texto se que desde ese momento es un poco menos mío. Por eso acepto los cambios (o me los calo si prefieren) con resignación. Además por aquello que uno no es muy buen editor de si mismo es bien posible que expresiones que a uno le parecen obvias no lo sean para otros, que giros irónicos que uno use no sean entendidos por todos. O que el énfasis que uno quiere dar con una redundancia no sea igualmente comprendido. En ese momento, aunque le duela un poco al ego de uno, es bueno que alguien llegue y haga el corte final. De todos modos no deja de ser divertido escribir con esa idea en mente. Tratar de darle múltiples lecturas a una oración, sin que sobren palabras, con sinónimos (o al menos palabras ideológicamente afines ya que comparto la idea que los sinónimos no existen. Crecí leyendo el ideológico Julio Casares ) y como dije en otro post buscando siempre la palabra precisa.

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1 Responses to “El periodismo y yo. Que me editen y corrijan.”

  1. # Anonymous Anónimo

    Me da gusto el encontrarme con este tipo de datos en la red. Francamente uno como estudiante aprecia las pocas aportaciones que otros puden hacer. Y pues sin mas que decir, solo por escribir, es gustoso "aplaudir" por publicaciones como la suya. cortas pero concisas gracias.

    Jesús Ivám López Rodríguez  

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