Territorio Comanche. Arturo Pérez Reverte. Alfaguara, 1994.
La primera vez que supe de un tal Arturo Pérez Reverte fue al terminar de ver la película Territorio Comanche, dirigida aquella por Gerardo Herrero. Supe que la pelicula se basaba en el texto de un reportero de guerra. En un libro que desde entonces me propuse conseguir y que cada vez que lo buscaba o no estaba disponible o si estaba pues yo no tenía la plata. Lo cierto es que recientemente durante la pequeña Feria del Libro realizada en el Centro de Arte La Estancia lo conseguí. Y me lo devoré de inmediato. El libro no está escrito de una manera líneal, son vivencias entrelazadas con un leit motiv: el de los puentes destruidos durante la guerra entre serbios y bosnios. Se supone que no es ficción pero quien relata sabe hasta el pensamiento de los personajes. En todo caso la historia debe estar muy cerca de la realidad pues nombra a montones de personajes conocidos y relata sus vivencias. En todo caso tiene eso que llaman verosimilitud que hace que uno sufra, sonría y se sienta cercano a esos personajes. Quizás porque uno también es periodista y le gusta aquello de vibrar con la noticia, se hace planteos éticos sobre lo que escribe. Y muchos hemos tenido en la cabeza la idea de ser alguna vez corresponsal de guerra. Hace no mucho le pregunté a una enviada especial del canal, si no necesitaba que alguien le recogiera los cables allá por Irak. Me dijo que no, que ya eran más bien demasiados. Como verán no hablo mucho del libro, es que es cortito y hay que leerlo como aquél de Mujer en guerra de la Maruja Torres o en la ficción el Tinta Roja de Alberto Fuguet. Le devuelve a uno los ánimos para con la profesión. Y seguro que a los no periodistas pues les debe interesar fisgonear sobre esta profesión.
La primera vez que supe de un tal Arturo Pérez Reverte fue al terminar de ver la película Territorio Comanche, dirigida aquella por Gerardo Herrero. Supe que la pelicula se basaba en el texto de un reportero de guerra. En un libro que desde entonces me propuse conseguir y que cada vez que lo buscaba o no estaba disponible o si estaba pues yo no tenía la plata. Lo cierto es que recientemente durante la pequeña Feria del Libro realizada en el Centro de Arte La Estancia lo conseguí. Y me lo devoré de inmediato. El libro no está escrito de una manera líneal, son vivencias entrelazadas con un leit motiv: el de los puentes destruidos durante la guerra entre serbios y bosnios. Se supone que no es ficción pero quien relata sabe hasta el pensamiento de los personajes. En todo caso la historia debe estar muy cerca de la realidad pues nombra a montones de personajes conocidos y relata sus vivencias. En todo caso tiene eso que llaman verosimilitud que hace que uno sufra, sonría y se sienta cercano a esos personajes. Quizás porque uno también es periodista y le gusta aquello de vibrar con la noticia, se hace planteos éticos sobre lo que escribe. Y muchos hemos tenido en la cabeza la idea de ser alguna vez corresponsal de guerra. Hace no mucho le pregunté a una enviada especial del canal, si no necesitaba que alguien le recogiera los cables allá por Irak. Me dijo que no, que ya eran más bien demasiados. Como verán no hablo mucho del libro, es que es cortito y hay que leerlo como aquél de Mujer en guerra de la Maruja Torres o en la ficción el Tinta Roja de Alberto Fuguet. Le devuelve a uno los ánimos para con la profesión. Y seguro que a los no periodistas pues les debe interesar fisgonear sobre esta profesión.
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