No, no voy a comentar el libro de Andrés Openhaimer que tengo pendiente leer debido a los buenos comentarios (aunque confieso que a mi Openhaimer nunca me ha caído demasiado bien. Más que él sus articulos). Es un cuento mucho más interesante. Me sucedió éste martes cuando descubrí gracias a una amiga un restaurante chino escondido en un lugar de caracas de cuyo nombre me pidieron que no me acordara. El restaurante no tenía nombre por fuera y para ser honestos estaba más cerca de ser taguara que restaurante, pero una sabrosa y buena taguara como esas que uno se puede conseguir en alguna carretera venezolana. Con el detalle de que aquí no se venden empanadas grasosas, chicharrón, o hervido en platos plásticos de colores sino que lo que se expende es comida china, pero no la de lumpia, chopsue, costillita y lumpias . No que va, comida del norte de china que es bien distinta, Y muy rica.tengo que decir.
Al lugar asistí con muy buena compañia. Y al llegar no había ni un solo puesto, pues las cuatro mesas que tiene el lugar estaban llenas de chinos. Pero uno de ellos que ocupaba junto con otro una mesa se levantó y nos cedió el puesto, si no nos importaba compartir con otro la mesa. No nos importó. Y menos mal porque tuvimos de guía a un chino de Taiwan que nos explicaba las diferencias de la comida del sur de china con la del norte.
Comimos unas empanaditas chinas que eran como hervidas,rellenas con carne de cerdo y algunos vegetales que nuestro guia calificaba como las arepas de los chinos del norte y que se comian remojándolas en soya y un poco de picante si era de gusto del consumidor, también comimos tofú frío con vegetales y unas ricas berenjenas con ajo y cebollín. Y estoy seguro que cominos alguna cosa más, que era mi plato principal pero que no termino de recordar que fue (¿será la edad? mi compañera de degustación espera que no, ella es menor que yo y tampoco se acuerda.) .
Pero sin duda una de las cosas más sabrosas del lugar fue conocer a nuestro guía: un chino de taiwan con 18 años en el país que se enamoró de una venezolana para quedarse, que perdió todo lo que tenia en 1999 en Carmen de Uria pero conservó la vida de él y los suyos y nos dijo una frase que nos tocó sobre que él pasado más que olvidarlo había que aprender de él. Él sonreía, nos contaba de us esposa, de sus hijos, de que pasaba seis meses en Caracas, y los otros seis al año entre Los Roques y Margarita dónde realmente tenía la residencia. Conversamos largo esa noche con él, quien nos brindaba también de su comida para que probaramos la comida que su padre le había dado a probar cuando él era chico y que aun cuando él no era del norte de china comía aun hoy con cierta regularidad.
Salimos del restaurante con el sabroso gusto de la buena comida, la buena conversa y el agradecimiento de habernos ropezado con un tipo como L que nos hizo la comida más amena.
Al lugar asistí con muy buena compañia. Y al llegar no había ni un solo puesto, pues las cuatro mesas que tiene el lugar estaban llenas de chinos. Pero uno de ellos que ocupaba junto con otro una mesa se levantó y nos cedió el puesto, si no nos importaba compartir con otro la mesa. No nos importó. Y menos mal porque tuvimos de guía a un chino de Taiwan que nos explicaba las diferencias de la comida del sur de china con la del norte.
Comimos unas empanaditas chinas que eran como hervidas,rellenas con carne de cerdo y algunos vegetales que nuestro guia calificaba como las arepas de los chinos del norte y que se comian remojándolas en soya y un poco de picante si era de gusto del consumidor, también comimos tofú frío con vegetales y unas ricas berenjenas con ajo y cebollín. Y estoy seguro que cominos alguna cosa más, que era mi plato principal pero que no termino de recordar que fue (¿será la edad? mi compañera de degustación espera que no, ella es menor que yo y tampoco se acuerda.) .
Pero sin duda una de las cosas más sabrosas del lugar fue conocer a nuestro guía: un chino de taiwan con 18 años en el país que se enamoró de una venezolana para quedarse, que perdió todo lo que tenia en 1999 en Carmen de Uria pero conservó la vida de él y los suyos y nos dijo una frase que nos tocó sobre que él pasado más que olvidarlo había que aprender de él. Él sonreía, nos contaba de us esposa, de sus hijos, de que pasaba seis meses en Caracas, y los otros seis al año entre Los Roques y Margarita dónde realmente tenía la residencia. Conversamos largo esa noche con él, quien nos brindaba también de su comida para que probaramos la comida que su padre le había dado a probar cuando él era chico y que aun cuando él no era del norte de china comía aun hoy con cierta regularidad.
Salimos del restaurante con el sabroso gusto de la buena comida, la buena conversa y el agradecimiento de habernos ropezado con un tipo como L que nos hizo la comida más amena.
pero por favorrrrrrrr cómo no vas a decir dónde queda esa maravilla?? no sean tan caleta, no somos tantos tus lectores o si?
Yo creo que sé de esos chinos...hay unos cerca de mi huequito laboral que saben así de rico y tienen lindas historias, aunque luzcan como taguarita desde fuera. Si no se trata de ellos, entonces hay otros rincones maravillosos de Caracas que me pierdo, quizás porque no tengo la buena compañía para visitarlos :(
Saludillos!
Frío, frío Regina.No son esos. Aunque esos que dices son muy buenos y ricos. Pero aparecen hasta en la guía de Miro Popic. Estos no.
Entonces dígalo cantando Rodo, no se vale tan buen secreto, queremos comer chino y rico
de verdad deberias de decir donde queda, ese tipo de lugares son los que hacen agradable vivir en una ciudad como Caracas
Abogo por que no reveles el lugar... sobre todo porque voy a tomar las palabras de Apux: "ese tipo de lugares son los que hacen agradable vivir en una ciudad como Caracas". Precisamente por eso, porque es como es, porque está donde está, porque funciona como funciona y porque nadie sabe dónde queda es que uno se consigue a gente como ese L del que hablas en tu post. Sitios así? Abundan! Pero si se les hace mucha propaganda, los perdemos en la vorágine de "el sitio chévere para pasar un rato con los panas"... y la cocina, la atención o los olores pierden sentido de exclusividad, de secreto acaecido, de recodo del camino con olla de morocotas...
Además, me contaron (es que Rodo no lo dice porque es muy tímido) que lo hicieron casi jurar que no revelaría el sitio... y un caballero, parece que Rodo es uno, siempre cumple su palabra.
a bueno de ser asi entonces ni hablar, yo me quedare con las ganas de pasar por tan grato lugar.
yo tengo mis lugares tambien y quizas como rodolfo, tampoco quiero decirlos. Algun dia contare de ellos.