Afortunadamente ya lo dieron de alta pero el hijo de Frasso, el conocido fotografo venezolano premio Principe de Asturias por sus imagenes del 27 de febrero del 89, estuvo hospitalizado, le hicieron tres operaciones. La razón: estaba en la UCV junto con otros compañeros promoviendo el Sí a la reforma. Intentó pegar un afiche, hubo un altercado, lo rociaron de gasolina encima y lanzaron una bomba lagrimogena contra él. Vamos que el joven fue víctima de la creciente intolerancia que hay en el país. Y si hay un espacio que debe apostar por la tolerancia es la universidad.
Hablo aquí del hijo de Frasso y no de otros casos ocurridos recientemente por que me toca cerca. Porque Frasso es un buen amigo ( a su hijo en realidad ni lo conozco) y como sabemos los que lo conocemos un excelente tipo, un jodedor. Una persona de esas que ve más allá de las diferencias políticas y que pone en primer lugar los lazos de amistad. Y además algo también importante en este país que tenemos y en el que querramos construir, el gordo Frasso no es un fanático, es un tipo de diálogo. Ojalá que luego de esta situación por la que pasa no deje de ser así.
Esta noticia me ha dejado sin palabras.
Qué terrible. La verdad es que no entiendo como se puede llegar a estos niveles de confrontación y pensar que de verdad es válida la violencia por un hombre que no vale la pena. Llegará un momento en que tendremos que enconcharnos todos o callarnos la boca para mantgener alguna armonía y evitar que nos terminemos matando sin sentido.
Espero que ya se haya recuperado.